El impresionante registro de seis títulos de la Europa League en un plazo de 14 años comenzó con el 4-0 de la final del Philips Stadion de Eindhoven ante el Middlesbrough con Juande Ramos al frente del club nervionense.
Que dos equipos españoles dominen el ranking de títulos de las dos mayores competiciones europeas a nivel de clubes dice mucho del nivel de LaLiga, pero al contrario de lo que sucede con el Real Madrid en la Champions League, la supremacía del Sevilla en la Europa League se trata de un acontecimiento reciente en términos históricos, pues el primero de sus seis títulos se produjo un 10 de mayo de 2006.
Después llegaron las conquistas de 2007, 2014, 2015, 2016 y 2020, pero todo comenzó con la goleada firmada ante el Middlesbrough capitaneado por Gareth Southgate en Eindhoven, un logro inesperado para un Sevilla que por entonces apenas contaba con experiencia en el fútbol continental.
Aunque el Sevilla ya participó en la tercera edición de la Copa de Europa a finales de los años 50, donde cayó en los cuartos de final ante el Real Madrid, su presencia continental durante el pasado siglo fue escasa.
A la eliminación en la ronda preliminar de la Recopa de Europa ante el Glasgow Rangers en 1962 le siguieron cuatro actuaciones discretas en la Copa de la UEFA: en 1983 cayó en octavos ante el Kaiserslautern, al año siguiente no pasó de la ronda inicial frente al Sporting de Lisboa, en 1991 cayó en la segunda ronda ante el Torpedo Moscú y en 1996 fue el Barcelona el que apeó a los nervionenses en la tercera ronda.
El Sevilla tuvo que esperar hasta la campaña 2004/05 para regresar a la Copa de la UEFA de la mano de Joaquín Caparrós, pero sucumbió en los octavos de final ante el Parma. Sin embargo, todo cambiaría para siempre a partir de la siguiente temporada.
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Si el Sevilla participó en la Copa de la UEFA 2005/06 fue por un sonado fracaso durante la última jornada liguera, cuando la derrota ante el Málaga en el Sánchez-Pizjuán le arrebató un billete a la Champions que, por si fuera poco, se lo llevó el Real Betis. Caparrós no renovó su contrato y el elegido para continuar su legado fue Juande Ramos, quien llegaba con cierto escepticismo por parte de la afición sevillista debido a su anterior paso por el banquillo bético.
El Sevilla accedió a los dieciseisavos de final como primero de grupo con las victorias en casa ante el Besiktas (3-0) y el Vitoria de Guimarães (3-1), una derrota ante el Zenit de San Petersburgo (2-1) y el 1-1 en el campo del Bolton Wanderers. La ronda eliminatoria inicial fue un éxito con el doble triunfo ante el Lokomotiv de Moscú (0-1 y 2-0), pero en octavos necesitó remontar el 1-0 sufrido en Lille con un 2-0 en casa.
En cuartos volvió a toparse con el Zenit, pero esta vez los de Juande sentenciaron el cruce con el 4-1 en la ida al que le siguió el 1-1 en San Petersburgo. Mucho más agonizante fue el duelo de semifinales frente al Schalke 04. Tras un empate sin goles en Alemania, la vuelta en el Pizjuán también acabó 0-0 y fue necesaria la prórroga, donde en el minuto 104 Antonio Puerta, suplente de Adriano Correia, recibió en el área un centro de Jesús Navas y propinó un zurdazo que puso el 1-0 definitivo para acceder a la final que cambió la historia del club.
El Sevilla llegó a la final del 10 de mayo en Eindhoven con el fantasma de no haber ganado un gran título desde la Copa del Generalísimo de 1948. El rival a batir era un Middlesbrough que venía de eliminar al Basilea y al Steaua de Bucarest a costa de mostrarse fuerte en casa, aunque en ambos casos perdió fuera de su estadio.
La final fue un choque de estilos que se inclinó indudablemente a favor del Sevilla. Poco antes de la media hora de juego Dani Alves aprovechó el desmarque de Luís Fabiano respecto a Gareth Southgate, entonces capitán del Boro, y el delantero brasileño abrió el marcador con un remate de cabeza.
Al inicio de la segunda parte Andrés Palop aportó su granito de arena con un despeje milagroso y luego llegó la traca final: doblete de Enzo Maresca y la guinda de Frédéric Kanouté para poner el 4-0 definitivo, la victoria que supuso un antes y un después: el Sevilla tuvo que esperar 58 años para alzar un trofeo, pero desde aquel 10 de mayo de 2006 ha disputado 20 finales y ha conquistado diez títulos.
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