El equipo catalán se ha convertido en la revelación de La Liga de la mano de Míchel. Analizamos las claves de su éxito tanto dentro como fuera del terreno de juego.
Pocos imaginaban al inicio de esta temporada que el Girona podría llegar a ser el líder del campeonato en España, incluso que lucharía por entrar en Champions. No obstante, por méritos propios y partido a partido, los blanquirrojos se han ganado la admiración del mundo fútbol y se presentan hoy en día como candidatos a todo.
Indudablemente, el Girona está haciendo mucho ruido por su juego y sus victorias están siendo muy sonadas, destacando la conseguida en Montjuic contra el FC Barcelona por 2-4.
Sin embargo, más allá de sus méritos deportivos, para entender de verdad lo que está sucediendo en el club gerundense, debemos volver la vista años atrás y analizar diversos factores, tanto dentro como fuera del verde, que nos muestran como se ha construido este Girona.
En 2017, coincidiendo con el primer ascenso del club catalán a Primera, el City Group se convirtió en socio mayoritario del Girona, adquiriendo el 47 % de las acciones. En 2020 se reestructuró la división accionarial del club, pasando el 35 % de acciones a manos del empresario boliviano Marcelo Claure, y el 16 % restante se quedaron en manos de Pere Guardiola.
Precisamente el hermano del entrenador de los sky blue y actual presidente del consejo de administración, sentaría las bases para el futuro del Girona. Si bien el grupo inversor mayoritario es mundialmente conocido por ser propietarios también del Manchester City, la estrategia era completamente diferente. El Girona sería un proyecto a largo plazo que se cocinaría a fuego lento.
Sin grandes inversiones, construyendo desde la base, pero manteniendo la esencia del club con la cual los aficionados se sienten identificados. Con todo ello y sobre todo desarrollando un estilo de juego propio para establecerse en la élite del fútbol español, aquel sueño de 2017 se ha convertido hoy en una realidad.
Acorde con las pretensiones del club, la dirección deportiva ha construido un equipo con una idea de juego innegociable. Para materializarla, el trabajo realizado en los despachos de La Vinya tiene un nombre: Quique Cárcel.
Formado en la cantera culé, jugó de forma profesional en diversos equipos españoles, llegando a debutar en segunda división, retirándose en L'Hospitalet, donde inició su carrera como director deportivo.
Ayudado por la infraestuctura del City Group, pero con una visión modesta, el mismo Cárcel define el éxito del Girona como la capacidad de aprovechar oportunidades. Buscando futbolistas sin protagonismo en sus clubs o incluso aquellos que atraviesan un mal momento, pero que tienen talento y que necesitan jugar para demostrarlo.
Nombres desconocidos el pasado verano como los ucranianos Tsygankov y Dobvyk, la revelación Savinho, o los descartados Couto, Blind, Miguel Gutierrez y Eric Garcia, que hoy brillan con la elástica rojiblanca son resultado del trabajo y talento del barcelonés.
El director de orquesta elegido es Míchel, de 47 años, que llegó a Girona en julio de 2021 con un palmarés que le avalaba y no falló. Tres ascensos en el primer año con Rayo, Huesca y Girona. Además, mantuvo al equipo la temporada siguiente, lo cual le valió la renovación en mayo 2023, cuando había ciertas dudas. Una muestra más de la confianza de los directivos en el técnico vallecano como líder del proyecto.
Alejándonos del enésimo análisis táctico de este brillante equipo, es innegable que el vallecano ha conseguido su equipo juegue como él quiere y, si se permite, como a cualquier equipo le gustaría.
Siempre protagonistas y valientes ante cualquier rival, el Girona es un equipo vistoso que deslumbra. Con un estilo de juego ofensivo y dinámico, realizando una excelente interpretación y ocupación de los espacios, culminada con una tremenda efectividad en ambas áreas, siendo así el conjunto más goleador del campeonato.
En resumen, el Girona de Míchel se ha convertido en un equipo perfectamente compensando en ambas fases del juego. Con un sistema flexible que facilita la libertad y agilidad de su juego por las bandas, ocupación de espacios y la finalización en el área rival. Una obra de autor que lleva la firma del vallecano.
El Girona se despidió de la mayoría de los protagonistas de la temporada pasada. Santiago Bueno, se fue a Wolverhampton, Oriol Romeu regresó al Barcelona, Riquelme, regresó al Atlético de Madrid tras un año cedido y Taty Castellanos, vendido a la Lazio.
Lejos de pasarles factura, los jugadores que llegaron en verano han tenido un impacto directo y sobresaliente en el equipo, con una adaptación excelente al equipo y al sistema de los de Montilivi.
La mayor inversión fueron los 7.75 millones que costó el ucraniano Dovbyk que, al igual que su compatriota Tsyhankov, surgieron como una oportunidad de mercado debido al conflicto en su país y han alcanzado su mejor nivel nada más llegar al club.
Además, Yan Couto y Savinho cedidos por Manchester City y Troyes respectivamente, clubes que pertenecen al City Football Group, se han asentado como titulares indiscutibles para Míchel. Otro cedido como Eric García, buscando los minutos que no tenía en el FC Barcelona, o el veterano Dani Blind que llegó libre, aportan experiencia
Si bien los fichajes están funcionando, la base del Girona se forjó desde el primer año de Míchel. Diez jugadores que lograron el ascenso con el técnico madrileño en su primer año forman la base del conjunto catalán. No hablamos solo de la base futbolística, también de la base humana, lo cual es probablemente más importante.
Aleix García es la prueba. El ahora capitán se ha convertido en el alma de este equipo, ejemplificando el crecimiento del grupo rojiblanco, alcanzando un nivel que le ha llevado a debutar con la selección absoluta.
En la otra cara de la moneda, encontramos otros veteranos como Stuani, con un rendimiento extraordinario en la historia del club, que han visto reducida su participación. Sin embargo, contribuyen activamente a crear un grupo horizontal y humano, que juega y se siente como un equipo, dentro y fuera del campo.
Como dijo el mismo Míchel, hasta ahora, su Girona había hecho historia, pero no. Ascendió en 2022, pero el Girona ya habia subido en 2017. Consiguió la permanencia en la élite del fútbol español en 2023, pero el Girona ya había mantenido la categoria en 2018. Esta temporada, es historia, pero sí.
En Girona miran las posiciones más nobles que dan acceso a Europa con confianza. Hay que recordar que, a la vista del nuevo formato, el quinto puesto podría traducirse en la clasificación directa para la Champions. Rivales como Betis, Athletic y Real Sociedad podrían amenazar el sueño de los rojiblancos, aunque la ventaja acumulada por el Girona empieza a ser importante.
De momento, los de Míchel disfrutan de las vistas desde lo alto de la tabla y no tiene intención de parar. En palabras de sus propios jugadores, trabajan para ello, se lo creen y veremos hasta donde les da.
Es la cuestión que todos nos preguntamos.
Es difícil creer que el Girona pueda arrebatarle realmente la Liga de las manos a tres gigantes como el Real Madrid, el Barcelona y el Atlético este año. El último equipo capaz de ganar la Liga excluyendo los tres grandes fue el Valencia de Rafa Benítez, 20 años atrás, en la temporada 2003-2004.
La lógica dice que el Girona no puede seguir primero mucho tiempo, pero tampoco era lógico lo del Leicester, campeón de la Premier League de la temporada 2015/16. Aquel equipo consiguió dar la campanada y también eran líderes en la jornada 16, pero tenían seis puntos menos que los rojiblancos.
Este Girona, tampoco tiene presión, ni conoce su techo, de momento. Quizá porque no le importa demasiado el objetivo, sino que decide disfrutar del camino y probablemente, eso sea lo más importante.
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