Artículo previamente escrito el (26/05/2022)
Carapaz deberá confirmar su liderato en las dos jornadas de alta montaña, con la traca final de la Marmolada, antes de la breve crono del domingo a la que Landa tiene que llegar con el máximo margen posible respecto a Almeida para defender el podio.
La etapa de este jueves debía servir de tregua para los hombres que luchan por la general, después de cuatro etapas de alta montaña (con jornada de descanso entre medias) y a falta de afrontar las tres últimas etapas decisivas de este Giro de Italia. Sin embargo, Joao Almeida se ha visto obligado a abandonar la carrera por enfermedad, cuando se encontraba en plena lucha por subir al podio. Ahora ese honor parece casi asegurado para el trío de cabeza formado por Richard Carapaz, Jai Hindley y Mikel Landa, cuyo margen respecto al cuarto puesto de Vincenzo Nibali es de casi cinco minutos. Pero la batalla por la maglia rosa continúa muy reñida.
Desde que se dio a conocer el recorrido de la presente edición del Giro, todas las miradas se posaron en la penúltima jornada, gran etapa reina de los Dolomitas. Su espectacular recorrido quitó lustre a la cita de la víspera entre Manaru Lagunare y Santuario de Castelmonte, pero sería un error restarle importancia a la etapa de este viernes porque se trata de una jornada de alta montaña donde pueden pasar muchas cosas.
Los primeros 70 kilómetros son cómodos hasta llegar a dos cotas de tercera categoría encadenadas antes de cruzar a Eslovenia, donde el pelotón se topará con el Kolovrat: un puerto de primera categoría de 10,3 kilómetros con una pendiente media del 9,2% muy constante y un tramo que llega hasta el 15%. Después de un largo tramo descendiente de 30 kilómetros, la meta aparece tras una última cota de segunda con un kilómetro y medio final exigente con rampas de hasta el 13%.
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El sábado es cuando todos los hombres de la general deberán dar el resto en una etapa de 168 kilómetros entre Belluno y la Marmolada. Aunque el puerto inicial, el paso de San Pellegrino, tiene oficialmente 18 kilómetros de ascenso, la carretera llevará picando para arriba durante los 30 kilómetros previos y en el tramo final del puerto la pendiente se pone al 15% durante más de dos kilómetros.
Tras el descenso la carretera vuelve a ascender durante 20 kilómetros hasta llegar al pie del paso Pordoi, Cima Coppi de 11 kilómetros constantemente al 7%, y después llegará la traca final: el ascenso de 14 kilómetros a Marmolada, con esos cinco kilómetros finales a más del 10% y tramos del 18%. Se trata de uno de esos finales en los que los ciclistas van llegando a la meta de uno en uno, por lo que se generarán las diferencias que deberían ser determinantes para decidir al campeón del Giro.
Mientras los escaladores puros apuran sus opciones en la alta montaña, los ciclistas con un perfil más rodador como el de Joao Almeida deben aprovechar al máximo el escaso protagonismo de la contrarreloj en la presente edición. La carrera finalizará el domingo con la crono de 17,4 kilómetros que consiste en el ascenso y descenso a Torricella Massimiliana, 4,5 kilómetros con una pendiente media del 5%.
A lo largo de las cuatro últimas jornadas de montaña, Landa ha pasado de estar 17 segundos por detrás de Almeida a estar 49 segundos por delante y le conviene ampliar ese margen para no poner en peligro su presencia en el podio de Verona.
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