El veterano británico continúa su proceso de recuperación de su nivel en el único Masters 1000 sobre pista dura que nunca ha ganado.
La tercera vez que Andy Murray jugó una final de Masters 1000 fue en la edición de Indian Wells de 2009, después de haber conquistado sus dos experiencias del año anterior en Cincinnati y Shanghái. Aquella cita de hace 12 años la perdió contra Rafa Nada y el tenista escocés nunca más volvió a llegar tan lejos en el torneo californiano, el único de pista dura de su categoría que se le ha resistido a lo largo de toda su larga trayectoria.
Ahora Murray, situado en el puesto 121 del ranking mundial tras estar al borde de la retirada definitiva del tenis profesional a causa de sus continuas lesiones, regresa a Indian Wells con el objetivo de seguir recuperando poco a poco el nivel que le permita volver a competir con los grandes nombres del circuito.
La buena noticia para el exnúmero uno del mundo es la ausencia de problemas físicos durante los dos últimos meses, en los que ha disputado un total de seis torneos. En cinco de ellos ganó al menos un partido y cuatro de sus seis derrotas se produjeron ante rivales del Top 15 mundial: Hubert Hurkacz en Cincinnati y Metz, Stefanos Tsitsipas en el US Open con un partido que se decidió en el quinto set y Casper Ruud en San Diego.
Esta vez comenzará su andadura ante otro veterano como Adrian Mannarino, a quien ya ganó las dos veces que se enfrentaron anteriormente hace seis años, una de ellas en el propio Indian Wells. Ahora el francés está situado 70 puestos por encima de Murray, pero viene de haber caído a la primera en el torneo de Sofía y suma tres derrotas entre sus cuatro últimos partidos sobre pista dura.
