El ciclista de Anoeta se proclamó vencedor, por delante de Induráin, en la prueba en ruta celebrada en Colombia.
El 8 de octubre de 1955, Abraham Olano se convirtió en el primer ciclista español en coronarse campeón del mundo. El donostiarra se impuso en la prueba de ruta en Duitama, Colombia. Lo hizo tras derrotar a rivales que, a priori, eran favoritos y ayudado por Miguel Induráin que acabó en segunda posición.
Las dos grandes pruebas del Mundial de Ciclismo fueron conquistadas por ciclistas nacionales. El 4 de octubre, Induráin conseguía el triunfo en una contrarreloj, en la que el navarro y Olano, que terminó segundo, llegaban como claros favoritos después de dominar ambos las cronos del Tour de Francia y La Vuelta a España.
Cuatro días después tenía lugar la prueba estrella, la carrera en ruta. Los corredores tuvieron que recorren un trazado muy exigente dando 15 vueltas a un circuito que contenía 265 kilómetros en total. El punto más duro era la subida a El Cogollo, con 2.800 metros sobre el nivel del mar.
La Selección Española llegaba como clara favorita para conseguir un nuevo triunfo y consumar el doblete después del triunfo de Induráin. El equipo era el ideal para realizar una hazaña, que ensalzó la figura de Olano.
El donostiarra se proclamó ganador de un día muy duro en lo físico, en donde españoles, italianos y los colombianos, que corrían en casa, eran los candidatos a la victoria. Por encima de todos aparecían los nombres de Induráin y, el transalpino, Pantani.
Sin embargo, los ataques estuvieron totalmente controlados. Los dos intentaron sacar ventaja con dos tentativas de fuga, pero fueron neutralizados de una manera fulminante. El de Villava, tras un pinchazo que le lastró, tomó la cabeza tras el penúltimo descenso. Una tentativa que fue anulada por Konyshev y los demás ya podían respirar tranquilos.
Era tal el marcaje entre los favoritos, que Olano lo vio claro y se lanzó justo antes de comenzar la última vuelta. A 20 kilómetros de la línea de meta el de Anoeta se lanzó a por el triunfo. Era su posibilidad de brillar con luz propia o quedarse en el intentó y al final todo terminó en lo primero.
Con este cambio de planes, Induráin aceptó su rol de secundario. Su objetivo, tras no poder abrir hueco con anterioridad, era ayudar a su compañero para acabar primero la carrera. El pentacampeón del Tour asumió su papel sin dudar ni un solo momento para ayudarle.
Con su inestimable ayuda, Abraham logró abrir hueco para allanar su camino hacia la gloria.
El vasco aprovechó la inestimable ayuda de su compañero para abrir espacio en el último giro. Llegó a la cima de El Cogollo con más de diez segundos de ventaja, para emprender un descenso meteórico por un asfalto muy peligroso por la lluvia, que había ido cayendo.
Parecía que Olano tenía todo en su mano para conseguir su objetivo, pero el destino le deparó un contratiempo. A falta de dos kilómetros de meta pincho una rueda. No obstante, el guipuzcoano se agarró a su manillar y tiró de las pocas fuerzas que le quedaban después de recorrer más de 250 kilómetros, para hacer historia y cruzar la línea de meta en primera posición.
Con 25 años, y contra todo pronóstico, se convirtió en el campeón del mundo de ciclismo en ruta. Un éxito, que no pudo haber logrado, eso sí, sin la inestimable ayuda de Induráin. Un trabajo perfecto realizado por dos ciclistas de época, que fueron encumbrados en aquel octubre de 1995 histórico para el deporte español.
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